Ese día...

no importaba si era pasta o pan, lo importante fue mirarnos y saber que algo especial empezaba.

Esa noche...

entendí que contigo hasta lo más cotidiano se vuelve profundo.

En la lunería...

probé el primer beso que cambió todo.

Lo bonito...

de nosotros es que hasta en lo simple encontramos magia.

Entre risas...

y dorilocos, descubrí lo bien que se siente estar a tu lado.

Ese momento...

me enseñó que lo más dulce de la wafflería eras tú.

Siete citas, siete recuerdos...

y todos me confirman que contigo quiero seguir sumando muchos más.

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